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Visualizzazione dei post da luglio 24, 2011

Nostalgia (poema)

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Te quiero...(poema)

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Tus manos son mi caricia mis acordes cotidianos te quiero porque tus manos trabajan por la justicia     si te quiero es porque sos     mi amor mi cómplice y todo     y en la calle codo a codo     somos mucho más que dos tus ojos son mi conjuro contra la mala jornada te quiero por tu mirada que mira y siembra futuro tu boca que es tuya y mía tu boca no se equivoca te quiero porque tu boca sabe gritar rebeldía     si te quiero es porque sos     mi amor mi cómplice y todo     y en la calle codo a codo     somos mucho más que dos y por tu rostro sincero y tu paso vagabundo y tu llanto por el mundo porque sos pueblo te quiero y porque amor no es aureola ni cándida moraleja y porque somos pareja que sabe que no está sola te quiero en mi paraíso es decir que en mi país la gente viva feliz aunque no tenga permiso     si te quiero es porque sos     mi amor mi cómplice y t...

Niña... (poema)

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Nombras el árbol, niña. Y el árbol crece, lento, alto deslumbramiento, hasta volvernos verde la mirada. Nombras el cielo, niña. Y la nubes pelean con el viento y el espacio se vuelve un transparente campo de batalla. Nombras el agua, niña. Y el agua brota, no sé dónde, brilla en las hojas, habla entre las piedras y en húmedos vapores nos convierte. No dices nada, niña. Y la ola amarilla; la marea del sol, en su cresta nos alza, en los cuatro horizontes nos dispersa y nos devuelve, intactos, en el centro del día, a ser nosotros.

El amor y la sangre (poema)

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El amor sube por la sangre. Quema la ortiga del recuerdo y reconquista el ancho campo abierto, la ceniza fundadora, que la brasa sostiene. El amor es herencia de la sangre, como el odio, su amante, y se mantienen íntimos, besándose, nutriéndose de sus dobles sustancias transmitidas. Nada podrá arrancarles de su abrazo: La espada, el hielo, el tiempo, con sus filos mezclarán sangres, que, lluviosamente, germinarán odios, amor o nuevas sangres. ¿Cómo decir: —«Aquéllos, que nunca conocieron la sangre derramada, que separen el odio del amor y reconstruyan las viejas catedrales de la dicha...» ¿«Aquéllos»?, ¿son acaso otros que los murientes trasvasados, hechos de sangre antigua? No es posible lavarse el alma ni las manos cuando fluye hacia ellas sangre y olor a sangre. Si ha de hacerse el amor, será con sangre trepadora, quemante, conocida, pura sangre del odio, amante impávido que el amor fecundiza. Si ha de hacerse la paz... —¡Callad, campanas!, ¡Ved la ...

Casida de la rosa (poema)

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La rosa no buscaba la aurora: Casi eterna en su ramo buscaba otra cosa. La rosa no buscaba ni ciencia ni sombra: Confín de carne y sueño buscaba otra cosa. La rosa no buscaba la rosa: Inmóvil por el cielo ¡buscaba otra cosa!

Porvenir... (poema)

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Te llaman porvenir porque no vienes nunca. Te llaman: porvenir, y esperan que tú llegues como un animal manso a comer en su mano. Pero tú permaneces más allá de las horas, agazapado no se sabe dónde. ... Mañana!                       Y mañana será otro día tranquilo un día como hoy, jueves o martes, cualquier cosa y no eso que esperamos aún, todavía, siempre.

Dios no lo sabe...(poema)

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Dios no lo sabe, pero yo estoy triste como los viejos pozos en la tarde; triste como el portón de la herrería que hace cien años que no ha abierto nadie. Ya le encuentro sabor de sed al agua, viendo crecer un trigo miserable; y todo se me va con el otoño, pero Dios no lo sabe. Dios no lo sabe, porque está allá arriba, y yo acá abajo, triste a mi manera; yo, que ya sé lo que no dice el viento y de qué modo hay que pisar la yerba. Dios no lo sabe, pero yo lo digo, solo en la noche, solo en la tristeza, y eso que sé que nada cambiaría aunque Dios lo supiera. Yo sé el camino del que sigue andando derechamente hacia ninguna parte, y ese lado del tiempo donde hay nieve para el pequeño amor que llega tarde. Yo sé cómo se cierra cada puerta en el anochecer de cada calle; y sé que hay un sol negro que da sombra, pero Dios no lo sabe. Yo sé del hacia abajo en las raíces, sin hacia arriba, hacia la primavera; de la lluvia que llueve y ya no es lluvia en la arena que ...

Acuérdate de mí (poema)

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Cuando vengan las sombras del olvido a borrar de mi alma el sentimiento, no dejes, por Dios, borrar el nido donde siempre durmió mi pensamiento. Si sabes que mi amor jamás olvida que no puedo vivir lejos de ti dime que en el sendero de la vida alguna vez te acordarás de mí. Cuando al pasar inclines la cabeza y yo no pueda recoger tu llanto, en esa soledad de la tristeza te acordarás de aquel que te amó tanto. No podrás olvidar que te he adorado con ciego y delirante frenesí y en las confusas sombras del pasado, luz de mis ojos, te acordarás de mí. El tiempo corre con denso vuelo ya se va adelantando entre los dos no me olvides jamás. ¡Dame un recuerdo! y no me digas para siempre adiós.

Sueño especular (poema)

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Amo las gaviotas que se alejan con una rosa inmóvil en su espacio. Más allá de todo dios ansío esta quietud de líneas paralelas. Adivino otro mar, otra arena de azogues en el hueco del alma. Como la rosa que se vierte a sí misma, siempre así. Siempre así, sobre la línea ciega que se eleva hasta el sol. Así, bebiendo en cada agua, temblando en cada labio.

Madre (poema)

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Abrí los párpados en medio de la noche y tú estabas allí, insomne, aguardando la lenta aparición, la inminente presencia de la luz, del alba que no llega (del fuego que regresa de una estación desierta)  y tú estabas allí, profunda y blanca, tendida sobre la multitud de los instantes, apartando la turbiedad confusa de mi sueño, labrando el tiempo firme, inmóvil, de la muerte (la edad remota de insectos transparentes y arroyos escondidos) con su amargura de mano inalcanzable, de boca detenida sobre la frente nueva, de beso que separa el porvenir, y lo devuelve al seno de la tierra, al estallido ciego de otra edad. Abrí los ojos y tú estabas allí, mirándome, en medio de la muerte.